Y fue un finde laaaaargo acá arriba. Organización, coordinación, creatividad. Los planes de otros, que pasan a ser mis planes y evidencian mis no planes. La felicidad compartida, la melancolía de lo que se dilata. Decidir, no decidir. Ser, no ser. Estar no estar.
Y me voy dando cuenta de que un clavo saca otro clavo. Que un vacío genera un espacio. Y que lo que estaba en el freezer se quiere descongelar. Porque seamos realistas, que guardemos la ropa de invierno en la baulera, no quiere decir que el invierno no vuelva en junio.
Y entonces el insomnio me agarra, con una película de James Kaech, en la cual un hombre sigue a una chica por años de ciudad en ciudad. Cuando él le cuenta la verdad, ella le dice: "¿Me estás siguiendo/acosando?". Él, con la mirada y la inocencia de un niño le contesta: "No. Voy donde vos estás... Dar un paso en la dirección contraria de donde vayas vos, ¿tendría algo de sentido?".
Pues yo creo que dentro de su insanía, no hay nada más sabio que sus palabras. ¿Por qué estoy acá y siento que quiero estar allá? ¿Por qué creo que me gustaría ser sonámbula y desenchufar la heladera? Y despertarme en un charco de recuerdos mal guardados y empaparme de mis errores, mis miedos y mis "corresponde/no corresponde".
Hoy mientras me duchaba, encontré la respuesta a todas mis preguntas... entendí el cómo, el cuándo y el dónde. Entendí por fin, que me estaba haciendo la pregunta equivocada. No es "¿Cuándo te voy a olvidar?", sino"¿Cómo elijo recordarte?". Porque siempre vas a estar.
La vida son recuerdos, concreciones y expectativas. "La verdad es nada, lo que elegimos creer pasa a ser todo...". Si tengo que crear mi propia realidad, me doy cuenta que te tengo que incluir, porque sos una parte de mi vida, aunque sea mi pasado. Siempre vas a venir conmigo... o siempre voy a ir donde vos estés.
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