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domingo, 21 de noviembre de 2010
:::: Cortocircuito cerebral ::::
El inconciente humano es una de las cosas que más intriga nos da. Por qué hacemos lo que hacemos? Por qué nos sentimos impulsados hacia algunas acciones y hacia otras no? Y lo mismo con el otro, por qué hace eso? No lo entiendo!
Pero hay detalles en la vida cotidiana, que nos van tirando pistas de qué hay detrás de ese laberinto que funciona como colador para arruinarnos la existencia (o para salvarnos… mmm).
Nuestro querido inconciente mediante un cortocircuito, nos tira una pista del estado situacional de la favela mental. Es bueno prestarles atención, ya que suelen darse con mayor frecuencia mientras más oídos sordos hacemos a lo que realmente nos pasa.
Así, aparecen dos pistas que nos tira la cabecita para darnos cuenta de cuánto hay de lo que en realidad buscamos pero no nos animamos a ver. Es como si la mente insistiera en eso, y le dijera a la conciencia “Nooo, tomaaá. Esto tenés que poder escucharlo!!!
Siempre teniendo en cuenta que la falta, eso que no está y que queremos, moviliza ese deseo que necesitamos como motor. Y entonces, queridos lectores, aparecen los actos fallidos y los lapsus.
Un lapsus es un olvido, una falta o un error. Como que la represión esta ahí, muy presente. Y entonces te "olvidás". Viene de la palabra “resbalón”, están muy asociados a la lengua porque muchas veces se exteriorizan al hablar o escribir.
Un acto fallido es una acción que se manifiesta de forma contraria a la que intención conciente del sujeto. O sea, quiero hacer algo, y sale otra cosa. Se cuelan contenidos que por una u otra cosa estaban como archivados en el inconciente.
A veces no son tan obvios como cambiarle el nombre a alguien. Es complicado decirle a Fulano: “Mengano”, no? Nos deschava de una! También he escuchado a amigas ante la pregunta: “Estás muerta, no? Responder: “no estoy caSada, eh? Digo, caNSada.”
A veces escribimos toda una frase y nos damos cuenta que omitimos más de una vez una letra. A prestar atención qué letra es! Me ha pasado contar en un mismo párrafo la ausencia de 3 letras. Oh, casualidad! Es la inicial de algo que me preocupa mucho.
Tengo una amiga que se olvida la ropa en lo de los chicos con los que sale, y después te dice: “Hay no sé por qué lo hice!”. Sí sabés, querés tener una excusa para volver a verlo.
O por ahí es otra cosa, pero prestale atención y desenredalo.
Ojo con subirte al ascensor de la casa de alguien y darte cuenta que tocaste el botón del piso de tu departamento…Alguien se quiere volver a su casa a ver tele y comer helado de chocolate, en vez de estar ahí.
A veces un chico te da su número, lo anotás en un papel, y ups! Lo perdiste.
Eso no quiere decir que no te guste el chico. A veces es un auto boicot a tu felicidad el hecho de espiar algo lindo, e instantáneamente ponerle una traba.
¡La semana pasada fue genial! Tenía que verme con alguien, estaba a 5 cuadras del punto de encuentro. Barrio que conozco casi como la palma de mi mano. Caminé 4 cuadras exactamente para el otro lado. Evidentemente, quería salir corriendo.
En esta vorágine de información entrando y saliendo de nuestros cerebros y quemando transistores, estaría bueno escucharnos y entendernos más. Que somos muchos y nos conocemos poco.
Ajustemos el sintonizador, riamos de lo que nos pasa y tratemos de desenredar un poco el ovillo que tenemos sobre el cuello. No hay que entender TODO! Sólo hay que entender qué es aquello que necesitamos para estar bien.
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BC
Gracias al aporte de la Licenciadísima Negra Gadea (Lic. En Psicología)
:::: A mi único gran amor::::
Alabo la magia de la tinta sobre el papel. El baile del lápiz, con sus giros y contragiros, por el soporte blanco. No sé si escribo, pero camina sóla la mina triste por el campo abierto, surcando caminos aventureros, transformando todo en positivo.
Y como un cielo azul que se mancha de nubes, mis adoradas palabras adornan las hojas de mi permisivo y poco cuestionador bloc. Siempre encuentran un rumbo mis queridas letras y se hacen su espacio mis veneradas palabras.
Amo la magia de ilustrar las emociones con símbolos universales. Amo el único método que logra ordenar mis pensamientos y desagota mis angustias. Que logra llenarme de paz en los momentos de mayor terremoto cerebral.
¡Oh, grandes placeres si los hay! La dicha de acariciar el papel con lágrimas y sonrisas. La gloria de transmitir tanta energía, mientras el lápiz baila una cueca entintada de emociones y sensaciones. La plenitud de volar en mi cielo personal.
BC
---- Esa extraña compañía ----
por Butterfly
Ella miraba el reloj cada treinta segundos, parecía que el tiempo no pasaba más, que el día se eternizaba por momentos. Las manos frías, el cuerpo cortado, la mirada perdida. Pero seguía esperando a que en algún momento alguien pase y se percate que estaba allí. Sin muchas más expectativas que esa, cayó la noche y de a poco la oscuridad se apoderó de su silueta, y así desapareció de esa esquina.
Sin saber cuál era la razón se sentía esquivada, ignorada, sentía que la miraban con mucho miedo, desde lo lejos.
Está cansada de que sus visitas sean tan poco esperadas, que se resistan tanto a estar con ella, a hablarle, a agarrarla. No entiende porqué, y por momentos llora, por momentos busca, por momentos duerme, por momentos sólo los observa, cómo ellos juegan a no necesitarla, cómo la evitan, como se resisten a verla, a elegirla.
Ella va todos los días a observarlos, algunas veces va con su vestido claro, su pelo suelto, y caminando tan suavemente que casi no se hace sentir, y otras va y arrasa, va de negro y se impone, y al pasar deja como un aire frío y denso que se hace insoportable, y ya cansada de esperar toma a uno de ellos y se lo lleva.
Es una mezcla rara de sentimientos los que genera, por momentos despierta ganas de salir con ella a descubrir que hay afuera, te habla de tal manera que hace que descubras cosas que ni si quiera podías imaginar que tenías dentro, y te hace sentir muy bien.
Y en otros momentos, da mucho miedo, te mira raro, te busca y vos no querés, pero si es momento de que te acompañe no le importa y te agarra igual.
Y te hace sentir vacía, y te angustia y te dan ganas de llorar y tenés miedo y querés irte y te resistís a hacer un viaje con ella, porque no habla, porque no dice nada, porque solamente te mira y te genera una sensación rara, oscura, de desgano, de angustia.
Hasta que por cansancio te gana, y te lleva, y caminan juntas. Al principio no la querés mirar, te da mucha ira, no aceptás que ella sea tu compañera en esta parte del camino, y lloras, y gritas, y recordás…
Y de a poco su mirada se ablanda, ya no hace tanto frío, ya no se miran tan mal, ya no se esquivan. Empiezan a compartir momentos, caminatas, libros.
Y ya no le tenés miedo, y ella esta de blanco, y camina suave al lado tuyo, y por momentos te abraza y te sostiene y se transforma en tu aliada, y aprendes a quererla y mucho más a necesitarla.
Yo no se porque a la soledad le cuesta tanto poder acercarse, y a uno tanto darle la mano…
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Este texto fue escrito por una de las personas más sabias que conozco.
Bruyin Dedol agradece afectuosamente su aporte.